Pēn xuě (nieve artificial o spray de nieve)
Aunque no es fiesta nacional, en general, los chinos conocen la Navidad y en algunas zonas, como Hong Kong o Macao, incluso se celebra. El año pasado en Dali muchos restaurantes preparaban un menú navideño en Nochebuena y Nochevieja. Después de cenar, la fiesta consiste en montar guerras de nieve artificial (喷雪); poco recomendable para los extranjeros: los niños sienten un gozo sádico por dejar blancos a los waiguoren (外国人 – extranjeros), como lo sentía yo misma cuando perseguía a los extranjeros en las fiestas de Mojácar, que se celebraban a merengazo limpio.

Guerra de aerosoles.
Los chinos en nochebuena te saludan con un amable 圣诞快乐 (Shèngdàn kuàilè), ¡Feliz Navidad! y en Nochevieja, ¡Feliz año nuevo!, 新年快乐 (Xīnnián kuàilè). Algunos de ellos son cristianos, pues se estima que en China hay unos diez millones. En este último año las tensiones entre el partido comunista chino y el Vaticano se han agudizado de tal forma que muchos expertos prevén un cisma. El partido designa a sus propios obispos y rechaza a los obispos aprobados por la santa sede. Por otro lado, los obispos designados por el Papa celebran misas ilegales, desafiando en poder del Partido Comunista.

Niños cristianos en clase.
Al margen de la religión, es curioso detenerse en un asunto: el cambio de año chino se produce en otra fecha distinta. Los chinos siguen su propio calendario, que tiene elementos tanto solares como de las fases de la luna, por lo que, todos los años su Nochevieja cambia de fecha: este año cae el 10 de febrero.
Las del año nuevo chino son las fechas más celebradas de China y se conocen como “El festival de la Primavera” (en chino 春节/Chūnjié). Los estudiantes tienen un mes de vacaciones y los trabajadores disfrutan de dos semanas libres. Normalmente todo el mundo vuelve a casa, por lo que viajar en esos días resulta muy complicado.
El calendario chino tiene un origen mítico, de la época del emperador amarillo. El escritor Daniel Tubau en su antología de cuentos de ficción especulativa Recuerdos de la era analógica se imagina un mundo regido por el calendario chino, según el cual estaríamos a punto de iniciar el año 4711. Más vale que nos vayamos acostumbrando al cambio.