Este verano comencé a ir a la piscina de nuevo. El primer día de mi rentrée tuve un pequeño percance con el socorrista. Por una serie de problemas médicos que no vienen al caso, en cuanto empecé a nadar se fueron montando, uno detrás de otro, varios músculos de mi cuerpo, entre los que se encontraban los dos gemelos. Salí de la piscina hecha un ecce homo y me sorprendió que el socorrista me tratara con cierto desdén prepotente. Fue un ejemplo excelente de poderío físico mal llevado. Hace unos años, yo estuve en el lugar socorrista, tras practicar durante una larga temporada Thai Boxing, yo iba como un robocop por las calles de Madrid: cuando practicas un arte marcial sientes un poder casi absoluto y de alguna manera eso se transmite a los demás.
Los regímenes totalitarios, sean del signo que sean, han utilizado la educación física con fines propagandísticos. Traigo un ejemplo chino (¿cómo no?), que es casi de coña.
A los 73 años, Mao Zedong realizó a nado una travesía de 15 kilómetros por el río Yangzi. La foto dio la vuelta al mundo.
Este gesto de Mao anunció su intención de seguir encabezando la revolución comunista y contribuyó a que recuperara el poder durante la Revolución Cultural (había sido apartado después del desastre del Gran Salto Adelante).
Mao, en uno de sus primeros artículos, mucho antes de que se convirtiera en el Gran timonel, en 1917, ya hablaba de los beneficios de hacer ejercicio regularmente y en concreto de la natación. El culto a Mao favoreció que la natación se pusiera de moda en China y el propio Mao escribió un poema que lleva por título游泳 [Youyong, nadar]:
“¡Qué importa que el viento sople y las olas se encrespen furiosas!
Es mejor que perder inútilmente el tiempo en el patio.”
Y los demás presidentes chinos, ¿sabían nadar?
¡Equilicuá!
En la foto siguiente tenemos el consiguiente ritual político-natatorio de Deng Xiao Ping, sucesor deMao y responsable de las primeras reformas económicas de tipo capitalista.
Tenía más de ochenta años cuando fue tomada la foto.
Y aquí tenemos la foto de su sucesor, Jiang Zemin, presidente de la República China hasta 2003 (se ve que necesita cierta ayuda para hacerse el muerto).
Del anterior presidente, Hu Jintao, y del recién elegido Xi Jinping, no sabemos si saben o no saben nadar y lo mejor sería no enterarnos, porque toda política del espectáculo acaba cayendo en simple demagogia.
Muy interesante eso q cuentas sobre cierto enfoque «prepotente» de las disciplinas deportivas. Y curioso q la natación, q tiene q ver con flotar y fluir se enfoque como una lucha y una demostración de «músculos».
Sí, al final puedes encontrar dos interpretaciones contrarias de un mismo hecho, me quedo con la tuya!