Durante mi viaje a China conocí a una mujer excepcional: Ivo. Una andaluza de padres belgas, cuyos antepasados remotos, me atrevo a suponer, son como mínimo de las tribus vikingas del norte de Europa. Por su boca lo mismo salen sapos y culebras como chistes geniales y anécdotas hilarantes, todo ello expresado en un andaluz barriobajero intencionado. Ella fue la que me dijo: “Cuando entiendas la lógica china, entenderás mejor el idioma”.
Yo, como soy una persona muy influenciable, me guardé estas palabras como si fueran un mantra y llevo tiempo intentando desentrañar el misterio: ¿qué forma de pensar hay detrás de esos ojos rasgados?
A continuación os detallo el estado de mis investigaciones, siempre, fijándonos en la lengua china.
En chino hay muchas palabras compuestas:“avión” es “maquina de volar” (fēijī), al igual que “carro de fuego” (huǒchē) es tren. Este mecanismo también se emplea en palabras indeterminadas como “cosa”, que en chino se dice dōngxi que significa “este-oeste”, que podemos interpretar como “lo que hay entre el este y el oeste”. Lo curioso de este asunto es que la sabiduría popular occidental ha intuido muy bien este mecanismo: es bastante viejo el chiste que dice que portero en japonés es “notocobola”.
Hasta aquí, si lo comparamos con el español, no hay muchas diferencias, nosotros tenemos palabras compuestas parecidas, algunas más metafóricas, como tragaldabas, y otras menos, como telaraña.
Siguiendo con este mecanismo, existe un caso curioso, el de la palabra contradicción: máodùn (矛盾) significa literalmente lanza-escudo.
Hanfei, un filósofo chino de la época del primer emperador, cuenta la historia de esta palabra. Un hombre vendía espadas y escudos en el reino de Chu. Con la intención de vender sus escudos proclamaba:
“Mis escudos son tan sólidos que nada los puede traspasar”. De sus lanzas decía: “Son tan buenas que no hay nada que no traspasen”. Entonces alguien preguntó: “¿Con tus lanzas se traspasan tus escudos?” El comerciante se quedó pasmado ante esta contradicción. Y de esta anécdota viene la palabra contradicción.
Me pareció una manera curiosa de formar una palabra y estaba ya a punto de darle la razón a Ivo y admitir que los chinos tenían una lógica extraña, pero entonces me di cuenta de que el problema de las lanzas que lo atraviesan todo y los escudos que no son atravesados tiene su equivalente en un célebre dilema occidental: “¿Qué sucedería si un obus irresistible chocase contra una fortaleza inexpugnable?”. Como en el caso de las lanzas y los escudos, no hay respuesta, o al menos creía yo hasta que mi amigo Daniel Tubau me dijo que sabía qué pasaría si el obús irresistible chocase contra la fortaleza inexpugnable: “Sucedería algo inenarrable”.