Ài (Amar)


Esta semana me gustaría llamar la atención sobre el carácter chino para la palabra “amar”. Antes de analizar su etimología, tengo que advertir que estoy utilizando el carácter tradicional. En China, la escritura ha evolucionado a través de una serie de reformas cuya intención era simplificar la memorización y el manejo de los caracteres.  En el siglo XX, algunos sinólogos llegaron a defender la desaparición de los caracteres y su sustitución por el pinyin, que es el sistema de transliteración que usamos los que estudiamos chino para saber cómo se pronuncia una palabra. El carácter “amar”, por ejemplo, se escribe 愛, y su pronunciación romanizada, es decir, su correspondencia en  pinyín, es “ài” (en español se pronunciaría como el  “ay” que nos sale cuando sentimos dolor).

Cuando el Partido Comunista se hizo con el poder en China, realizó diversas reformas de la lengua, entre ellas una radical simplificación de los caracteres. En los libros, revistas y comunicados se comenzó a usar la nueva grafía, que  es la que se emplea en las escuelas y universidades de  la China actual.  De este modo, el carácter simplificado de amar es 爱, mientras que el tradicional es 愛. Como se ve, el primero tiene menos trazos. En algunos casos, la diferencia es más llamativa por ejemplo en el verbo “conocer”, que en el simplificado es 认识, mientras que en el tradicional es 認識.Fuera de la China comunista, en Taiwán y en Hong Kong hasta que dejó de ser colonia inglesa, se usaban los caracteres tradicionales; en Singapur  y Malasia se pueden encontrar los dos tipos de grafías.

Volviendo a la palabra de esta semana, 愛 [ài], he preferido el carácter tradicional porque en el proceso de simplificación se ha quitado el elemento que proporcionaba la mayor parte del significado:  心 [xīn], que significa corazón, pero también “el interior de la persona”, lo que incluye el pensamiento.

En otras ocasiones he dicho en estas páginas que me gustaba encontrar similitudes entre nosotros y los chinos; sin embargo aquí hay una diferencia importante. En China la separación entre mente y corazón no existe, ni son conceptos contrapuestos, sino que son casi lo mismo.  Podríamos decir que los chinos aman con el corazón y la cabeza; hay quien asegura que esto se debe a que los chinos creen que los sentimientos se pueden entender y por lo tanto dominar.  Por eso, también se ha sugerido que tradicionalmente el pueblo chino ha sido manso y  capaz de admitir abusos como los matrimonios concertados; una práctica que el Partido Comunista prohibió en los años cincuenta. Se ha llegado, finalmente, a afirmar que incluso que el amor romántico no ha existido en China hasta ahora, pero si juzgamos este hecho por lo que nos ofrece la literatura clásica china, debemos decir que es una afirmación falsa: existe un género para referirse a las historias de amor, caizi jiaren ( 才子佳人) que se traduce como “Muchacho de talento y hermosa doncella”. Todas estas explicaciones sociológicas son bastante discutibles, no sólo porque en casi todas partes se han aceptado los matrimonios concertados, por ejemplo en India, donde sólo recientemente se están poniendo en cuestión, sino también en Europa hasta el siglo XIX e incluso el XX.

Si pienso en mi experiencia en China, sólo puedo decir que he notado que los chinos no suelen exhibir públicamente sus sentimientos amorosos; es raro que se cojan de la mano, que se besen en la calle o que se lancen en un fogoso abrazo al dar la bienvenida en un aeropuerto. Esto no significa que al amor romántico no exista en China, de hecho, presencié dos momentos tremendamente intensos: un hombre llorando a gritos de desesperación durante toda una noche porque su novia le había dejado y a un chico con la mirada perdida apostado en frente de un hotel durante días por la misma razón.

Si volvemos otra vez a la palabra amar, en la parte superior del carácter, podemos observar este componente: 爫. Se trata de una mano extendida hacia abajo, es decir, una garra. Me resulta cuanto menos llamativo encontrarme una garra en la palabra amar. No sé a qué se debe y qué significa realmente, si bien me hace reflexionar  sobre el concepto del amor aquí y allí: el amor implica agarrar (poseer) a la persona querida. Me temo que sí, que esta connotación es casi universal. Frente a esa noción tan extendida, hay personas que han reflexionado acerca del amor y nos han propuesto otra manera de amar: hablo de Erich Fromm que en su ensayo El arte de amar nos muestra que el amor se debería basar en la libertad. Esto sí que es un reto complicado, ahora, al revisar el libro, veo que Fromm pregunta a cuántas personas conocemos que tengan esa capacidad de amar. En mi caso, puedo responder que sólo he conocido a una.

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