Se dice que la poesía no se puede traducir, si se trata de poesía china el asunto se complica; si además es poesía china de la época Tang, y en concreto escrita por el poeta Wang Wei, el problema se convierte en algo casi irresoluble. Y escribo casi porque las traductoras españolas Anne-Hélène Suárez o Pilar González España han logrado salvar los obstáculos que se han encontrado en el camino.
El chino es una lengua difícil de definir, porque no es alfabética como la española, pero tampoco es pictográfica, como cree la mayoría de las personas. Es cierto que en los orígenes del idioma, existía un componente gráfico en los signos de escritura o caracteres, que ha permanecido en algunos de ellos; pero un idioma pictográfico deja de ser útil cuando necesitas expresar conceptos abstractos. Voy a intentar explicarlo: no es posible escribir un poema por medio de imágenes, al igual que no es posible –o por lo menos es muy difícil- intentar ganar en el Pictionary cuando el concepto que te ha tocado dibujar es el de sensatez. ¿Cómo diablos dibujas “sensatez”?
Otro asunto es que los poetas chinos y más en el caso de Wang Wei que es además de poeta, pintor y calígrafo, elija caracteres chinos no sólo por su significado sino también por su grafía y que además realice juegos sutiles de forma y fondo. No en vano Su Dongpo decía de Wang Wei: “En su pintura hay poesía, y en su poesía, pintura”.
La dificultad de la traducción del chino se debe a que es un idioma ambiguo y abierto a diferentes significados. Para un poeta, este rasgo es una cualidad que le abre un mundo de posibilidades; si bien también complica la labor de la traducción porque, como es lógico, es difícil a veces tomar decisiones acertadas.
A la dificultad del idioma se une la sofisticación de una época como la Tang. Durante esta dinastía, la poesía clásica vivió un momento de esplendor casi inigualable. Toda persona considerada culta sabía escribir poemas, y el arte de la poesía era indispensable para aprobar los exámenes y trabajar en la administración. ¿Se imaginan ir a la ventanilla a pagar el IBI y que el funcionario te reciba con un soneto? Me gusta pensar en ello. Pero tengo que confesar que tampoco era así en China. En fin, no perdamos el hilo del discurso.
El gusto de la época Tang consistía en componer poemas de la forma más sintética posible, así, se intentaba evitar el uso de las palabras vacías; es decir, conjunciones o partículas. Además, una misma palabra en una oración no cumplía siempre idéntica función, por lo que es difícil saber si lo que hay que traducir es un verbo, un adjetivo o un nombre. La palabra verde puede ser el color de una planta, pero podría expresar la idea de que las ramas de los árboles verdean, o de que algo tira a verde o es verdoso.
Otro aspecto curioso es que muchas veces los poetas acudían a un tipo de composición llamada jueju en la que tenías que expresar la idea poética de una forma sintética, ya que sólo contaban con veinte o veintiocho caracteres. Muchos expertos consideran el estilo jueju la forma más difícil, y al mismo tiempo la más hermosa; como los caracteres son pocos, el pensamiento ha de condensarse.
Más allá de los análisis formales, los poemas de Wang Wei y en general de la época Tang consiguen trasmitir en su obligada y estricta condensación de una manera inmediatamente intuitiva una sensación o percepción de trascendencia que inevitablemente recuerda muchas de las ideas de la escuela budista chan (la escuela zen japonesa). Wang Wei era budista chan y buscaba en lo cotidiano el tema de su poesía. Sus poemas muestran instantes, momentos fugaces, trasformaciones de la naturaleza de una gran sutileza.
Disfrutemos de uno de estos momentos:
La montaña Zhongnan
Próxima está la montaña
a la morada del Dios del Cielo.
Cerros tras cerros, hasta la orilla del mar.
Las nubes, que están dispersas,
ahora que vuelvo la cabeza,
se han fundido.
La niebla azulada:
al entrar yo en ella,
se desvanece.
Oteo desde la cumbre.
Diferente el rayo del sol,
Diferente el color en cada valle.
Quiero buscar una posada
y llamo a un leñador.
Salta mi voz a través del agua del arroyo.
(Poema del libro Poesía clásica china. Traducido Chen Guojina, Cátedra)
Si el lector quiere jugar a traducir el poema más célebre de Wang Wei, El parque de los ciervos, y percibir de una forma curiosa la dificultad y la belleza de la poesía de Wang Wei, les recomiendo que participen en Un experimento chino, de Daniel Tubau.
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