Al comienzo de la antigüedad, ¿Quién contaba el cuento?

Al comienzo de la antigüedad,

¿Quién contaba el cuento?

Cuando arriba y abajo no estaban formados aún,

¿Quién había para preguntar?

Cuando lo claro y lo oscuro se confundieron,

¿Quién podía distinguir?

(primeros versos de Tianwen)

Por fin llega la entrada sobre Tianwen, que es el poema del Chuci más extraño de la antología en opinión, entre otros, del sinólogo Eliot Weinberger. Y no es para menos. Ningún experto se pone de acuerdo en la traducción, ni el origen del poema y ni mucho menos en su significado. Pero vayamos por partes.

Respecto a la traducción, el problema se encuentra en el segundo carácter, wen que puede ser verbo –preguntar – o sustantivo –pregunta-. Así pues, no se sabe si Tianwen se refiere a  Preguntas al cielo o El cielo pregunta.

En cuanto al origen del texto, tampoco se sabe exactamente  quién lo ha escrito y cuándo.

El Chuci fue recopilado por Wang Yi en la época de los Han del Este. Wang pensaba que el poema había sido escrito por Qu Yuan en los templos de los ancestros de Chu ya que, de hecho, en sus paredes se habían pintado escenas del poema. Esta teoría de los murales ha sido descartada por la crítica moderna. De hecho, muchos expertos creen que no es posible que el mismo autor del Lisao, Qu Yuan, haya escrito el Tianwen, ya que son dos poemas completamente distintos. Una de las razones que ofrecen es que el autor suele utilizar lo que los expertos llaman “sonidos para respirar”, es decirla partícula Xi, en todos sus poemas y que, en cambio, en el Tianwen no aparece nunca.

La forma del Tianwen, una sucesión de preguntas y dilemas, es único en la historia de la literatura antigua de China, salvo por una excepción asombrosa: el capítulo catorce del Zhuangzi comienza de una forma muy similar a las preguntas de  Tianwen con las que comenzamos este artículo:

¿El cielo se mueve? ¿Está quieta la Tierra? ¿Compiten el sol y la luna por un lugar? ¿Quién preside y gobierna esto? ¿Quién lo mantiene? ¿Quién mueve, sin él actuar? ¿Es que hay una máquina que mueve el universo, sin que nada se pueda hacer? ¿O bien se mueve por sí mismo,  no puede parar? ¿Están las nubes para que llueva? ¿Llueve para que haya nubes? ¿Quién forma las nubes y hace caer la lluvia? ¿Quién sin actuar, toma grandísima holganza en provocar esto? Levántese un viento del norte, sopla ora al este, ora al oeste, y forma grandes remolinos en las alturas; ¿quién es el que sopla y aspira? ¿Quién, sin actuar, impulsa con su aliento? Quisiera en mi osadía preguntaros por la razón de todo esto.”

Hay muchas teorías para explicar por qué fue escrito el Tianwen. Algunos expertos creen que es un texto sacerdotal de adivinanzas y otros piensan que son preguntas que dan pie a improvisaciones de los narradores de historias. Stephen Field  cree que son temas para debatir en los círculos académicos de la corte. Y tiene una hipótesis bastante creíble.

Según Field durante la época de los Reinos Combatientes muchos filósofos viajaban al reino de Qi para ofrecer sus estrategias y tácticas de guerra. El rey Xuan les recibía con gran hospitalidad ofreciéndoles residencias lujosas, regalos y salarios y, de hecho, se jactaba de haber creado una academia con cientos de pensadores: la academia Ji Xia. Por aquellos días,  uno de los debates centrales era cómo las cosas habían llegado a ser. Dos académicos Ji Zhen y Jiezi tomaron posturas contrapuestas: por un lado, nada o nadie lo hizo y, por el otro, algo o alguien lo causó.

En lo que muchos expertos parecen estar de acuerdo es que no había un autor único, ya sean temas para debatir o para improvisar. A Eliot Weinberger le gusta pensar que el texto está escrito por Qu Yuan, es decir, que hay un autor detrás que se pregunta sin querer encontrar respuestas.

En cuanto a mí, aunque la teoría de la academia me parece muy interesante, me gusta pensar también que hay un autor. Y no me parece tan descabellado que fuera Qu Yuan y que escribiera los versos en forma de preguntas por miedo a las represarías. Se ha comentado en anteriores entradas que Qu Yuan fue desterrado en dos ocasiones y que en su segundo exilio se suicidó tirándose al río. En la corte tuvo que soportar las traiciones y envidias del ministro Jin Shang y de la concubina del rey Zheng Xiu, por lo que no es de extrañar que tuviera cuidado con lo que decía y escribía.  Estas dos preguntas del Tianwen bien pueden ser de un hombre atrapado entre la lealtad al rey y la comprensión de que la virtud no le iba a salvar.

El mandato del cielo no está asegurado

¿Quién es castigado, quién es socorrido?

Qi Huan convocó a los duques nueve veces

Pero su vida fue apagada de todos modos.

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